En las postrimerías del siglo XIX, cuando el gobierno del General Porfirio Díaz se encontraba perfectamente consolidado, existió en la antigua cárcel de Durango, la "celda de la muerte"; llamada así, porque al desgraciado que metían allí, amanecía misteriosamente muerto.
Esta es la leyenda de Juan, reo que sin saber que estaba sentenciado a muerte, descubrió el misterio. Resulta que a Juan lo condenaban a muerte por haber golpeado al dueño de una hacienda, hecho que se suscitó porque el dueño de la hacienda estaba enamorado de la novia de Juan, y quería casarse con ella; al encontrarlo Juan en casa de la muchacha, se hicieron de palabras y así Juan fue a dar a la cárcel. Pero las autoridades de la penitenciaria habían dicho, que le darían el perdón al que descubriera que era lo que causaba la muerte a todos los que tenían la desgracia de llegar a esa celda. Habiendo escuchado esto Juan, pidió que lo llevaran a la celda con una vela y una caja de cerillos, para así poder descubrir el misterio.
Se hizo de noche, y él con su vela encendida vigilaba atento, cuando de pronto, escuchó una serie de ruidos, pero no se veía nada. Ocurrió que la vela se le estaba terminando y apenas eran pasadas las 3 de la mañana. La vela terminó por acabarse, y Juan se quedó sin luz. Entonces comenzó a escuchar ruidos otra vez, y con la caja de cerillos que tenia, prendió y vio como de la pared aparecía un enorme alacrán, lo vio con terror y espero a que bajara al piso, una vez ahí lo tapó con su sombrero.
A la mañana siguiente que fueron los guardias a recoger el cadáver, resultó que Juan estaba vivo y deteniendo el sombrero en el piso; entonces, los guardias levantaron el sombrero y vieron el enorme alacrán causante de tanta muerte. De esta forma, Juan descubrió el misterio y le perdonaron la sentencia que tenía, salió y se casó con su novia.
Equipo: Meño 6to.
No hay comentarios:
Publicar un comentario